REVELACIÓN DEL INFIERNO

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martes, 21 de febrero de 2017

EL CASO ROE CONTRA WADE: VALIÉNDOSE DE MENTIRAS LAS ABOGADAS FEMINISTAS LOGRARON LA LEGALIZACIÓN DEL ABORTO EN LOS ESTADOS UNIDOS A PRINCIPIOS DE LOS AÑOS 70.




 Norma McCorvey


Para lograr la legalización del aborto en los Estados Unidos a principios de los 70´s las abogadas feministas Sarah Weddington y Linda Coffee, se valieron de Norma McCorvey a quien a base de presiones lograron que declarara ante la corte de justicia que había sido violada por una pandilla y estaba embarazada., lo cual era mentira.



LAS ABOGADAS FEMINISTAS SARAH WEDDINGTON  Y LINDA COFFEE


Esto se conoce como el caso
«Roe vs. Wade»


El caso Roe contra Wade, es el nombre de la sentencia judicial dictada el 22 de enero de 1973 por el Tribunal Supremo estadounidense, en la cual se legalizo el aborto en Estados Unidos.





Justo ahora cuando se está hablando de revisar en el Supremo la sentencia Roe vs. Wade,  muere de un paro cardiaco este sábado 18 de febrero Norma McCorvey ???

Falleció a los 69 años en un centro de asistencia para adultos mayores en Katy, Texas.

Norma McCorvey, conocida por el pseudónimo “Jane Roe” fue la demandante que en 1970 con 26 años habilitó el aborto legal en el Estado de Texas, el cual estaba prohibido.

Se litigó varias veces hasta que finalmente el caso llegó a la Corte Suprema, la cual legalizó el aborto en los 50 estados de Estados Unidos el 22 de enero de 1973.


¡!!Sobreviví a «Roe vs. Wade»¡¡¡



Desde entonces, se han cometido alrededor de 50 millones de abortos en el país.





Soy Norma McCorvey, la antigua Jane Roe del caso Roe vs. Wade,  la decisión que llevó a"legalizar"  el asesinato de los niños de América. Fui persuadida por las abogadas feministas a mentir; a decir que fui violada, y necesitaba un aborto. Todo fue una mentira.


Citas de Norma McCorvey


No dije mi verdadero nombre para que este no se involucrara en el caso.
  

No fui a la Corte Suprema en nombre de una clase de mujeres.
Yo no quería ejercer ninguna solución legal a un embarazo no deseado.
Yo no fui a los tribunales federales por un alivio. Fui a Sarah Weddington preguntándole si ella sabía cómo podía obtener un aborto. Ella y Linda Coffey dijeron que no sabían dónde conseguir uno. Me mintieron al igual que les mentí. Sarah ya había tenido un aborto. Ella sabía dónde conseguir uno. Sarah y Linda estaban buscando a alguien, cualquiera que fuera, para promover su propia agenda. Yo era su víctima dispuesta Para esto, y siempre estaré avergonzada.



Pero Sarah Weddingtonhad nunca me dijo que lo que estaba firmando permitiría a las mujeres prácticar abortos como una forma de control de natalidad. Hablamos de las mujeres verdaderamente desesperadas y necesitadas, no de las mujeres vistiendo ropa de maternidad.


En un anuncio de televisión contra el aborto difundido a principios de esa década, McCorvey dijo: "El aborto ha matado a 50 millones de bebés inocentes solo en Estados Unidos desde 1973. El aborto deja cicatrices en un número incalculable de madres, padres y familias también".



Lamento profundamente el daño que ha causado mi caso a las mujeres. Quiero que la Suprema corte examine las evidencias y tenga un espíritu de justicia para las mujeres y los niños.



Mi caso fue decidido por error, y ha causado un gran daño a las mujeres y niños de nuestra nación.


No asistí a ninguno de los procedimientos judiciales.


En lugar de ayudar a las mujeres, el caso Roe v. Wade, me trajo la destrucción a mí y a millones de mujeres.


Creo que es seguro decir que toda la industria del aborto se basa en una mentira ....

«Voy a pasar el resto de mi vida deshaciendo la ley que lleva mi nombre». 1998


«Ahora soy 100 % provida. No creo en el aborto ni siquiera en casos extremos».



Mi caso, el cual legalizó el aborto, fue el error más grande de mi vida.



Yo era la Jane Roe de Roe vs. Wade, pero esa Jane Roe ha sido enterrada.






"Soy una mujer sencilla con una educación de noveno grado que quiere que las mujeres no sean acosadas o condenadas", dijo al diario The New York Times en 1994.




Solo estudió hasta 9º grado (15 años). En 1969, a los 22 años, estaba soltera, desempleada y embarazada por tercera vez. Su madre tenía la custodia de su hija Melissa, y su anterior pareja tenía la custodia de su segunda niña.

Quería abortar, algo que entonces era ilegal en Texas salvo en el supuesto de riesgo para la vida de la madre.

Le recomendaron que consultara con dos abogadas, Linda Coffee y Sarah Weddington.


LA ABOGADA FEMINISTA SARAH WEDDINGTON

McCorvey primero presentó el caso en 1970. En ese entonces, estaba embarazada de su tercer hijo y fue presionada a  declarar que había sido violada. Pero el caso fue rechazado y se vio obligada a dar a luz.


La subsecuente demanda, conocida como Roe vs. Wade, derivó en el fallo de la Corte Suprema en 1973 que estableció el derecho al aborto, aunque para ese momento McCorvey ya había dado a luz y entregado a su hija en adopción.




McCorvey, quien tenía 22 años cuando su caso llego al Supremo, pasó casi toda su vida en el centro del debate sobre el aborto en Estados Unidos, primero como icono y activista de los derechos reproductivos y, a partir de 1995, como férrea opositora al aborto tras bautizarse como católica.

Relató su conversión evangélica y su postura contra el aborto en el libro de 1998 "Won by Love", que termina con la feliz participación de McCorvey en Operación Rescate.

Pero para agosto de ese mismo año, había cambiado de religión al catolicismo.

En el año 2007, explicó en una entrevista concedida al semanario Alba que todavía seguía “sufriendo la manipulación de las feministas que la usaron en 1973” y que si las mujeres conocieran la verdadera cara del aborto, “jamás considerarían someterse a él”.



Una una vez que ella se convirtió en cristiana católica, esto la impulsó a dejar el lesbianismo, a su amante, Connie Gonzalez, .consideró que la homosexualidad era algo incorrecto.


McCorvey reveló su nombre real en los años 80 y aclaró que ella no había sido violada como había denunciado en un principio.

Ella lo había dicho sólo para obtener permiso para un aborto y acelerar su caso.


Arrepentida Norma McCorvey reconoció que parte de su declaración no era verdad y denunció haber sido utilizada como un "peón" de dos ambiciosas y jóvenes abogadas (Sarah Weddington y Linda Coffee) quienes buscaban una demandante que lograra cambiar la legislación que prohibía el aborto en el Estado de Texas.





En diversas entrevistas y declaraciones públicas a lo largo de estos años, McCorvey ha admitido que nunca tuvo un aborto y que el embarazo no había sido producto de una violación, sino que el padre de su hijo -que fue dado en adopción-, era alguien a quien conocía y quería.


En los últimos años, McCorvey se convirtió en miembro del movimiento pro-vida estadounidense y luchó por defender el derecho a la vida de los no nacidos.


“Ahora estoy dedicada a la difusión de la verdad sobre la preservación de la dignidad de toda vida humana desde la concepción natural hasta la muerte natural”.


En junio del 2003 presentó en Dallas una demanda para que se revierta el fallo alegando que, además de basarse en una farsa, hay abundante evidencia científica y testimonios que comprueban que el aborto daña a las mujeres, pero la demanda fue denegada. Dos años más tarde volvió a presentar el pedido, pero sin éxito.


Norma McCorvey encontró la sanación y la paz final en la Iglesia católica.




26 de abril de 1989, Norma McCorvey y su abogada Gloria Allred, a la derecha, sostienen sus manos en alto mientras se retiran de la Corte Suprema en Washington, donde escucharon los argumentos en un caso sobre aborto de Missouri.






 EL PODER DE LA MENTIRA

Escrito por Mario Arroyo.

DAVID REIMER 


El mundo se preocupa poco por la verdad y tiene poca capacidad de reacción ante la mentira, como el caso Roe vs Wade, que introdujo el aborto en EU y el mundo.

Vivimos en un mundo que se preocupa escasamente por la verdad y tiene poca capacidad de reacción frente a la mentira. Nos gusta vivir de mentiras amables, en vez de afrontar las duras, difíciles y dolorosas consecuencias que pudiese tener la verdad. La mentira nos sirve de excusa para satisfacer nuestros caprichos, y una mentira bien urdida tiene apariencia de verdad.

Los ardides inventados por nuestro deseo aparecen como exigencias de la “verdad”. Eso nos mueve a modificar la realidad, pero una vez descubierta la superchería, el engaño, ya no hay voluntad ni capacidad de rectificar. Nos entregamos totalmente al error, prefiriendo mirar a otro lado. La complicidad es manifiesta. Algunos ejemplos del doloroso poder de la mentira en nuestro mundo, es decir, de mentiras que tuvieron éxito en su momento, modificaron la realidad, pero una vez descubierto el error, ya no hubo voluntad de volver sobre los propios pasos.

Quizá el más doloroso, por sus funestas consecuencias, sea la mentira que está en la raíz del caso Roe vs Wade, cuya sentencia abrió la puerta al aborto en Estados Unidos, y de allí, cual moda maldita, se extendió a casi todo el mundo. “Roe” (Norma L. McCorvey) dijo que fue violada y obligada a dar a luz. Ganó el caso y ello ocasionó que, por vía judicial, se permitiera el aborto en Estados Unidos. Pero en realidad Roe no fue violada, de hecho fue utilizada, como ella misma reconoció tardíamente por el lobby abortista. Cuando rectificó su error, y pasó a engrosar la causa provida, nadie mostró interés en escuchar su historia, o si lo hacían, ninguno pensó que podía declararse inválida una sentencia emitida sobre la base de un engaño.

Otro ejemplo del poder de la mentira ha sido la “normalización” de la situación homosexual. Llegar a una situación donde la sociedad considera el ser homosexual o heterosexual equivalente a elegir entre el helado de fresa o el de chocolate, es decir, una elección banal, objeto exclusivo de la libertad de los individuos, ha requerido una intrincada red de mentiras, algunas de las cuales han salido a la luz.

Primero era preciso hacer ver que las personas homosexuales son mucho más numerosas de lo que se pensaba. El responsable de difundir tal mito fue el informe Kinsey (1948), donde se afirmaba que aproximadamente el 10 % de las personas lo son. Con el tiempo salió a la luz que los datos de la encuesta no habían sido tomados aleatoriamente, sino más bien en grupos de fuerte presencia gay. En cambio, estudios serios realizados por el departamento de salud norteamericano (National Epidemiologic Survey) señalaban que en el 2005 sólo representaban el 1.4 % de la población estadounidense. En 2016, en Gran Bretaña, país marcadamente liberal y “gay friendly” constituían sólo el 1.3 %. 

Sobre el mismo tema, el responsable de eliminar a la homosexualidad del Manual de Enfermedades Psiquiátricas de la APA (Asociación Psiquiátrica Americana), el Dr. Spitzer, reconoció su error, pues nunca se ha hecho ciencia con base en la democracia (lo que nos parece bien a todos), sino sobre la evidencia empírica, y no hubo una investigación seria que motivara a eliminar la homosexualidad de los trastornos psiquiátricos. Más tarde publicó un estudio donde documentaba 200 casos de personas que había tratado de homosexualidad y volvían a ser heterosexuales. Nuevamente silencio, a nadie le importó.

Pionero en la ideología de género (señalar que las diferencias entre mujer y hombre son sólo los órganos genitales, siendo todo lo demás una construcción cultural) fue el doctor Money, quien realizó la operación que cambió de sexo a Bruce, un bebé que pasó a llamarse Brenda y a ser “educada” como tal. Pero “ella” no se encontró nunca contenta con su nueva situación. Cuando en su adolescencia se le reveló la verdad, volvió a ser operado y recibir hormonas para ser David. Sin embargo, el daño que sufrió su psique fue demasiado fuerte y terminó suicidándose.  Alevosamente se ocultó el fracaso del triste experimento, presentándose, por el contrario, como un gran éxito.

Esta falsa prueba “demostraba” la ideología de género y “justificaba” la operación de cambio de sexo. Intervención que en algunos lugares es gratuita, pudiendo acceder a ella un menor de edad, incluso sin el consentimiento de los padres. Que estas personas sean 20 veces más propensas al suicidio, y que los niños con confusión de identidad sexual la regularicen al final de la adolescencia (88 % en las niñas, 98 % en los niños), no importa. La mentira puede más.







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